Universidad Nacional de La Plata ; Universidad Nacional de Quilmes
El libro "Corregir el cuerpo. Historia de un poder pedagógico" de George Vigarello es un estudio histórico sobre las distintas tácticas pedagógicas que se aplicaron/aplican sobre el cuerpo desde el siglo XVII hasta el Siglo XX. Para afrontar tal problemática, el autor se sumerge en las distintas representaciones del cuerpo, las concepciones estéticas y las tácticas pedagógicas en distintos momentos, ámbitos y contextos sociales, indagando en diversas fuentes documentales y bibliografías para llevar acabo dicho abordaje.
Resulta interesante discutir esta producción dado que nos muestra las diversas tácticas que se aplicaron y aplican sobre los cuerpos en donde las intervenciones, como prácticas sociales, de los profesores en Educación Física muestran la compleja trama de relaciones que las atraviesa, su carácter histórico y la convivencia con otras prácticas que tienen como eje al cuerpo, debiendo por tal ser analizadas como parte de un complejo proceso social locamente situado.
El libro se encuentra organizado en seis capítulos, los cuales mantienen entre sí una consecución temporal abordando en cada uno de ellos una problemática central de cada determinado período.
En el capítulo primero, presenta como se concebía la imagen del cuerpo en el siglo XVII. Al estar constituido por humores, es considerado flexible y maleable, principio que fundamenta el uso de los corsés y de diversas prácticas de masajes y compresiones para favorecer la "buena forma" pues tiene incapacidad de alcanzarla por sí mismo. En consecuencia, a los niños se les dan lecciones de compostura, buscando que estos aprendan la posición correcta, estando el horizonte en la inmovilidad corporal.
En el capítulo segundo "Un cuerpo que se corrige", analiza el autor como en el siglo XVIII aparecen diversas tácticas de corrección del cuerpo, estando en relación a una representación filogenética de éste. Esto se encuentra asociado a la aparición de una serie de producciones de medicina infantil, destinadas principalmente a los adultos, como "La ortopedia" de Andry, teniendo como principio que la buena posición se encuentra en la naturaleza, apareciendo los ejercicios corporales para el logro de la rectitud.
A partir de la segunda mitad del siglo XVIII, aparece una literatura pedagógica que retoma dichas obras de la medicina, asociando a la formación del cuerpo con la "degenerecencia" y esta última con la despoblación. Las prácticas sobre el cuerpo tienen propósitos preventivos. En este momento, guiados por las ideas del progreso, las deformaciones no serían ya accidentes sino lo que sube a la superficie impulsado por una larga historia humana.
A partir de esta bibliografía escrita por médicos con propósitos pedagógicos, las mantillas y corsés aparecen pronto como procedimiento bárbaros. A éstos se los asocia con diversas degeneraciones y la producción de problemas funcionales en el cuerpo. Se entabla la lucha contra la degeneración, no como en el momento anterior con la aplicación de tutores, sino por la libertad y controlando la intensidad que le deben otorgar a los ejercicios como manifiesta Vigarello "el cuerpo es llamado a que se corrija por sí mismo y no a ser corregido" (2005: 35). Al igual que antes el niño debe mantenerse derecho, pero no por las mismas razones ni de la misma manera. La postura y su rectitud que eran presentadas como tributarias de una exigencia social o mundana, ahora se refiere en lo esencial a una exigencia higiénica, y fisiológica. El ejercicio es presentado como juego libre y polifónico, pero al mismo tiempo se lo describe como algo que se debe vigilar y llevar a cabo con gran atención. Es oportuno mencionar que en este momento, en los diferentes ámbitos que presenta el autor, se mantiene el uso de la mano del adulto para modelar al niño.
En el tercer capítulo, "Organización y distribución del trabajo corrector", el autor se va a concentrar en la problemática de la pedagogía de la postura entre fines del siglo XVIII y principios del XIX atendiendo a las diferentes influencias y propuestas del momento, en donde los tratados de urbanismo, de fisiología y de higiene asumen un carácter estructural. En este contexto, se presenta la aparición del concepto de Educación Física diferenciándose del de gimnasia, comprendiendo al primero como "una pedagogía de las actitudes y de la motricidad" (2005: 67).
En el periodo, la posición recta se convierte en un tema largamente trabajado en los libros de fisiología, a partir de éstos, la rectitud se comienza a sostener en los discursos de la higiene a diferencia de lo que sucedía hasta el momento, que se sustentaba en postulados morales. Se produce un proceso de atomización de los movimientos y de los ejercicios, debido a los diversos trabajos de anatomía y de fisiología, los cuales influenciados por el mundo industrial, tienden a la búsqueda de la eficacia física. Como plantea concretamente el autor "representaciones corporales surgidas del mundo industrial parecen deslizarse hasta el alejado espacio de la fisiología y de las prácticas pedagógicas" (2005:81). Con esta misma lógica, se organiza la gimnasia escolar, la cual tiende a enseñar principalmente la posición recta a partir de secuencias ordenadas y dosificadas de ejercicios, combinados con una estricta vigilancia.
En el cuarto capítulo, se presenta la racionalización que se produce en el siglo XIX entre las concepciones del cuerpo, las principales influencias científicas, las exigencias y preocupaciones político-sociales y las diversas prácticas correctivas según los estratos sociales. Para abordar esta compleja trama va a dividir su presentación en distintos ámbitos, con sus problemáticas y tácticas pedagógicas particulares.
En primer lugar, se va a concentrar en la "degenerescencia", que se basa en la estadística y en la biología, en donde la no asimilación a los parámetros "normales" y únicos marcaría la falta de adaptación a la vida, con un consecuente riesgo para la especie. En este contexto, se introduce a la gimnasia y por parte de Courbertin a los deportes, como empresa de regeneración. Esta concepción también aborda los significados sociales y los objetivos morales, en donde la práctica correctora se volvía clara y conscientemente atenta a las diferencias sociales, como condensa esta frase de Vigarello "la Educación Física importa a todos los hombres, pero es indispensable sobre todo para las clases trabajadoras en las que resulta un medio de sustento y una salvaguarda" (2005:118). Se establece una correspondencia entre lo físico y lo moral, en donde se vincula las deformaciones físicas como posibles sanciones morales, asumiendo en estos casos la gimnasia un rol correctivo. El discurso de la "degenerescencia" revela el lugar preeminente que adquiere la higiene, la que pasa a distribuir normas en los más amplios campos, abarcando desde prevenciones físicas hasta las sutiles normas morales.
La racionalización del cuerpo, lleva a que éste se construya en un objeto de análisis de rendimiento, se estudian los consumos a los efectos de aumentar su productividad. El cuerpo que se consolida es ante todo el de un individuo encarado como máquina.
Ingresando al sistema educativo, Vigarello, nos muestra como a partir de la segunda mitad del siglo XVIII, en la escuela se instaura un orden que lejos de ignorar el cuerpo del niño racionalizará y unificará una sistemática de sus tensiones, al pretender ser más funcional, la disposición de la clase se fortalece en el sentido de la vigilancia y de la rigidez, es el momento del nacimiento de la sala escolar como la conocemos hoy.
Las intervenciones de los adultos sobre el cuerpo de los alumnos cambian radicalmente, en las clases de Educación Física se suprimen terminantemente las manipulaciones de los cuerpos, hay una tendencia hacia la neutralidad instrumental. La disciplina que regula la postura, se desarrolla desde un lugar donde el maestro racionaliza un poder que es tanto al grupo como a cada integrante. Al mismo tiempo se comienza a debatir sobre los contenidos que se deben enseñar de acuerdo a los sectores sociales, en este sentido Coubertin propone que en el nivel primario se practique una gimnasia estricta y metódica dado que dicha formación se encontraba destinada a los sectores populares, permitiendo imponer a los alumnos un orden, por otro lado en los Liceos, donde asisten las futuras dirigentes, se deben desarrollar los deportes para prepararlos para la toma de iniciativa y de decisiones. Esta propuesta tiene matices y misturas en la práctica, en donde la gimnasia se concibe como un paso previo para el deporte en los sectores populares.
En el quinto capítulo, "De la forma higiénica a la aparición de la psicología", se desarrollan tres puntos, presentando la transición de las fundamentaciones. En primer lugar, analiza las clasificaciones que se producen en los niños desde comienzos del siglo XIX, en donde se instauran métodos para marcar mejor las actitudes y "adaptar" y jerarquizar mejor las actividades. La infancia anormal exige la necesidad de promover una adaptación. En segundo lugar, presenta el proceso de educación corporal de la pequeña burguesía, en donde el cuerpo debiera llevar marcas siempre claras y directamente interpretables. En este proceso de ascenso social la postura adquiere un papel simbólico sumario que perderá cuando esas categorías "evolucionen" hacia una mayor abstracción psicológica. Es la primera vez que los procedimientos que valorizan el control corporal no apuntan solamente a la tonicidad de éste. En tercer y último lugar, nos presenta como a partir del siglo XX en el aprendizaje corporal adquiere un lugar central los mecanismos sensoriales, planteando que la pedagogía de la corrección comienza a apuntar hacia los datos sensoriales, retomando los debates de la psicología. En este momento, de forma general la práctica de la gimnasia no cambia, lo que sí se modifica son sus objetivos y la interrogación sobre lo que se experimenta, las sugerencias.
En el último capítulo, "Relativización de las normas e individualización", el autor marca tres modificaciones en los modelos corporales que surgieron entre las décadas del ´50 y el ´70. En este período se produce a partir de los trabajos de Sheldon y Delmas una relativización de los parámetros de normalidad que se utilizaban hasta el momento, al mismo tiempo que produce un desplazamiento en las revisiones de las patologías, en donde las deformaciones del cuerpo no son concebidas como necesariamente la causa de perturbaciones o de limitaciones fisiológicas. En paralelo a esto se da una psicologización en general y su empleo en la pedagogía con fines "liberadores", se trata de pedagogías que apuntan a una mayor disponibilidad de las motricidades y a la desaparición de toda crispación que puede ser portadora de futuros dolores.
En las conclusiones, el autor nos va a plantear la relación que se divisó a lo largo de la investigación entre la apariencia, las estéticas y las rectitudes corporales, en donde las pedagogías de las posturas se muestran históricamente situadas en solidaridad con la ciencia.
El trabajo de Vigarello presentado nos permite problematizar distintas cuestiones sobre las diversas tácticas pedagógicas que modela al cuerpo y los sentidos que sumen las prácticas de la Educación Física. Vislumbramos la compleja trama que atraviesa a las tácticas pedagógicas sobre el cuerpo, en donde los movimientos, los ejercicios, la gimnasia, los deportes y la Educación Física tienen diversos roles y características en el devenir de la historia, mostrando que no son éstas las únicas tácticas pedagógicas que corrigen al cuerpo y que su existencia, sentidos y representaciones se encuentra en relación con las concepciones de cuerpo, estética y con los devenirse científicos.
Es oportuno problematizar algunos puntos del trabajo, en primer lugar a lo largo de la presentación el autor hace uso de diversos conceptos claves como son: táctica, ejercicio, movimiento, los cuales no se encuentran conceptualizados en la presentación1. En segundo lugar, el texto es minucioso en las referencias temporales de las fuentes y afirmaciones empleadas, adolece de una circunscripción geográfica de lo que está presentado, en donde por momento este estilo de redacción sobredimensionan las afirmaciones realizadas en relación con las fuentes presentadas, profundizándose en este sentido ante afirmaciones con un alto grado de generalidad mostrando referencias sólo de Francia. En tercer lugar, con el propósito de problematizar la propuesta del autor para futuros abordajes sobre la temática y considerando que el comentario excede los objetivos que se plantea desde un principio en la obra, al momento de exponer modificaciones a lo largo de la historia en lo atinente a las prácticas corporales, no atiende a las particularidades socio-históricas de las diversas "técnicas corporales". En diversas ocasiones hace mención "a los deportes" y a "la gimnasia" como conceptos aglutinadores; pero se desconocen las particularidades que asumen éstas en los distintos ámbitos y épocas históricas. En particular, sería interesante tal abordaje, al punto de considerar en el siglo XIX las diversas prácticas corporales según los distintos sectores sociales en donde sólo se presenta con las categorías generales, permitiéndole dicha labro "jugar" con los niveles tácticos y técnicos.
1 Es oportuno destacar que este comentario puedo no tener asidero en la versión original de texto, dado que desde un comienzo se manifestó que dicha versión sufrió modificaciones de extensión en la edición al castellano.
Vigarello, George (2005). Corregir el cuerpo. Historia de un poder pedagógico, Buenos Aires, Nueva Visión.
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