Educación Física y Ciencia, 2009, vol. 11, p. 191-197. ISSN 2314-2561
Universidad Nacional de La Plata.
Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación.
Departamento de Educación Física.

Entrevista/Interview

Sobre el cuerpo y la comunicación: Entrevista con Paula Sibilia

About body and communication: An interview with Paula Sibilia

Belén Olaechea

Juan Pablo Villagran

Universidad Nacional de La Plata. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación


¿Cómo contribuyen las actuales formas de comunicación a la construcción de nuevos cuerpos y subjetividades?

Vivimos en una sociedad completamente "mediatizada", de modo que nuestras vidas se ven constantemente inyectadas y atravesada por los discursos y las imágenes exhalados por los medios de comunicación. Es innegable, por tanto, la influencia de esos medios en la producción de cuerpos y subjetividades. A pesar de su evidencia, sin embargo, se trata de procesos sumamente complejos y múltiples que no conviene simplificar, ya que la diversidad de experiencias corporales es inmensa. De todos modos, es posible delinear una serie de tendencias hegemónicas, que se podrían resumir en una aparente paradoja. Por un lado, el cuerpo ocupa hoy en día el centro del escenario, inspirando una enorme serie de cuidados y una inédita devoción a las buenas formas y al bienestar corporal. Por otro lado, y al mismo tiempo, el cuerpo humano contemporáneo también se ve increíblemente aprisionado por un conjunto de creencias y valores que parecen despreciar su condición orgánica y carnal, tales como los "mitos" de la belleza, la delgadez y la juventud eterna. Sin duda, el papel de los medios de comunicación es fundamental en la construcción y reproducción de estos mitos, con su incesante irradiación de imágenes y discursos que contribuyen a diseminar los modelos corporales considerados válidos e inválidos, además de divulgar el catálogo de productos y servicios disponibles para alcanzarlos o evitarlos. En ese sentido, también es primordial la relación con los avances tecnocientíficos y, desde luego, con el mercado, como el gran articulador de todos esos procesos.

¿Podemos decir, teniendo en cuenta el consumo masivo, que hay una tendencia performativa hacia un cuerpo homogéneo?

Vivimos en una época que no sólo tolera sino que incita la libertad de opción en casi todos los ámbitos, al menos para la fracción de sus ciudadanos que son definidos como "consumidores". Con un grado de libertad individual inédito en la historia de nuestra civilización, ahora se nos ofrece la posibilidad de inventarnos a nosotros mismos. Y esa auto-creación puede ser modulada en varias ocasiones a lo largo de la vida de cada sujeto; de manera creciente, hasta se diría que es necesario hacerlo: regularmente, cada uno de nosotros debe actualizarse y cambiar. Así, entonces, podemos elegir el modo de vida y los valores a los cuales preferimos adherir, así como aquellos que optamos por rechazar. Podemos, inclusive, crear el cuerpo que deseamos tener, recurriendo a una inmensa variedad de productos y servicios capaces de modificar a gusto sus contornos, volúmenes, tonalidades y relieves. Esa celebración de las libertades individuales se ve propulsada, además, por la centralidad que las experiencias corporales han ganado en la cultura contemporánea, junto con el derrumbe de ciertas trabas morales que antes impedían efectuar alteraciones radicales en el aspecto corporal, pues no se trata tan sólo de la superación de impedimentos técnicos. Sin embargo, a pesar de todas esas novedades, también vemos surgir una serie de reglas y mandatos que limitan la diversidad de experiencias posibles al cercenar esas nuevas libertades e imponer un modelo universal de "cuerpo perfecto". Ese estándar corporal que regula el mercado de las apariencias en la sociedad contemporánea es sumamente rígido, por lo cual llega a convertirse en una fuente de sufrimientos para buena parte de la población que no logra ajustarse a esos parámetros. Todo esto no deja de sorprender en este contexto de aumento de las libertades individuales y de fuerte estímulo a la felicidad corporal, puesto que parece contradecirlo en sus propias bases. Sin embargo, tal vez se trate de tendencias tortuosamente complementarias, puesto que responden a intereses fundamentales de nuestro proyecto histórico de sociedad.

¿Cómo influyen los "ídolos" en esta construcción de imágenes? ¿Es posible definir diferentes modelos "ideales"?

Hay un conjunto siempre renovado de imágenes corporales que operan como modelos, y que se exhiben con función pedagógica en los medios de comunicación, con frecuencia acompañados por discursos altamente moralizadores sobre los beneficios de la "buena forma" y los maleficios de sus contrarios (lo feo, lo malo, lo impuro). Por eso, en un contexto como el que ha sido rápidamente resumido en las respuestas anteriores, yo creo que en nuestra sociedad la variedad de modelos corporales considerados "ideales" es increíblemente limitada y limitadora.

¿Se puede pensar que hay alguna relación entre los deportes como constructores de cuerpos "modelos"? ¿Cuál puede ser la influencia del deporte, pensándolo como objeto de consumo?

Los deportes, así como los ejercicios físicos en general, aparecen como un ingrediente más dentro del enorme abanico de productos y servicios disponibles para que cada uno de nosotros pueda diseñar su propia versión del "cuerpo perfecto". Claro que los deportes también pueden ser vivenciados de otras formas, pero si los consideramos a partir de esta perspectiva del intenso consumo actual de herramientas de diseño corporal, ellos también pueden ser instrumentalizados como un mero medio para alcanzar ese fin tan apreciado. Un medio entre tantos otros, como es el caso de las cirugías plásticas, las dietas, los cosméticos, el botox, los masajes, los spas, el yoga o el pilates, etc.

Al pensar en la masividad en la comunicación y sabiendo que todos los grupos sociales no acceden a ella ¿cómo se construirían sus modelos?

Nuestras sociedades se articulan por medio de una rigurosa segmentación de públicos consumidores, tanto de productos y servicios de comunicación como de productos y servicios para modelar la imagen corporal. Es cierto que algunos sectores sociales no tienen acceso a todas esas promesas de felicidad. Sin embargo, la universalidad y la omnipresencia del mercado en la sociedad contemporánea lleva a pensar que es creciente la cantidad de consumidores (reales o potenciales) que se ven afectados por el deseo de consumir dichos productos, imágenes y cuerpos. Y, al ritmo de la globalización de los mercados, esos modelos son cada vez más rígidos y homogéneos, capaces de diluir toda diferencia de índole socioeconómica, étnica o nacional.

¿Encuentra alguna relación entre la búsqueda de un cuerpo sano, joven, bello, etc. con el auge o emergencia de los deportes extremos, que juegan con el limite entre la vida y la muerte?

En esos casos creo que juegan varios factores, no sólo la búsqueda del "cuerpo perfecto", sino otros componentes de nuestra cultura que explotan la superación de límites, la competencia (aunque más no sea consigo mismo) y la experiencia de vivir sensaciones extremas como aquellas que implican correr fuertes riesgos. Además de la relación directa con la centralidad del cuerpo en las vivencias contemporáneas, creo que esas búsquedas también obedecen a los valores de cierta lógica empresarial que impregna todos los ámbitos de nuestra cultura.

¿Cómo opera el discurso médico en la construcción de los sujetos? ¿En qué medida este poder del discurso médico se sustenta en el "miedo" a la muerte y al dolor?

El discurso médico desempeña un papel fundamental en ese bombardeo de imágenes y discursos mediáticos que afectan las experiencias corporales contemporáneas. Los especialistas de ese ámbito constituyen voces autorizadas para informar sobre los riesgos que corremos al exponernos a determinadas prácticas corporales, por ejemplos, tales como el sedentarismo, el tipo de alimentación, el exceso de ejercicios, el hecho de fumar o consumir alcohol, etc. La misma lógica empresarial del costo-beneficio gobierna estos saberes, ya que en las últimas décadas hubo una serie de desplazamientos en las definiciones otrora dicotómicas de vida y muerte, salud y enfermedad, normal y patológico. Las fronteras entre ambos polos de todos esos pares de oposiciones han cambiado de una forma sutil pero crucial: ahora todos estamos virtualmente enfermos todo el tiempo, desde que nacemos hasta que morimos. Por eso, todos debemos pagar una tasa mensual a las empresas de medicina privada, ya que en esta cultura de los riesgos y las propensiones de la medicina preventiva, todos somos portadores de enfermedad y muerte, en mayor o menor grado, y auque todavía no presentemos los síntomas. En tal sentido, todos somos consumidores constantes (y eternamente insatisfechos) de productos y servicios de salud. Se trata, entonces, de promover una auto-vigilancia perpetua sobre el propio cuerpo, y una negociación consciente, individual e constante, entre los riesgos y placeres que involucra cada práctica corporal.

¿Como puede contribuir a la educación física el pensar al cuerpo como objeto y blanco de poder? Desde esta perspectiva: ¿Qué aportes puede realizar a la formación docente, en el ámbito específico de la educación física?

Al enunciar su concepto de "biopoder", el filósofo Michel Foucault mostró que la era moderna se edificó sobre las bases de un tipo de poder que enfoca a la vida y "deja morir", en vez de apuntar a la muerte y "dejar vivir", como ocurría en las sociedades premodernas. A partir del siglo XVIII, la sociedad occidental se reorganizó minuciosamente en torno de una serie de dispositivos de poder que apuntan al modelado de los cuerpos de todos sus ciudadanos, a lo largo de todas sus vidas. Tanto la finalidad de ese agudo trabajo corporal como los métodos utilizados han cambiado bastante en los últimos años. Especialmente, desde que la economía capitalista dejó de necesitar un ejército de cuerpos entrenados para producir en fábricas y escuelas, para demandar de manera creciente un tipo de cuerpo más ávido que dócil, mas ansioso que obediente, más flexible que estable, más hiperactivo que apaciguado y más dispuesto a consumir que a trabajar. Por eso, pensar históricamente es un arma muy valiosa a la hora de cuestionar lo que somos. Ese tipo de pensamiento es capaz de "desnaturalizar" ciertas prácticas y ciertos modelos corporales que, de otro modo, podrían ser considerados ahistóricos y naturales, cuando de hecho no lo son: el cuerpo es un campo de lucha, y lo que está en disputa en esas batalles cambia al sabor de la historia. Creo que la educación física tiene mucho que ganar si es capaz de incorporar esta perspectiva histórica y "desnaturalizante" de los cuerpos humanos y sus actividades físicas.

¿Observa formas de resistencia a esta corriente del mercado?

Sí, claro. Las experiencias corporales son múltiples, sumamente diversas, inabarcables e impredecibles. Es evidente que no todos los sujetos contemporáneos obedecen fielmente a los mandatos del "cuerpo perfecto" que los medios de comunicación diseminan con creciente insistencia, propulsados por los intereses de una industria tecnocientífica cada vez más íntimamente aliada al mercado. Ese tipo de experiencia corporal paradójica, tan característica de los tiempos actuales -aquella que prioriza las apariencias y la "buena forma" física, muchas veces en detrimento de la carnalidad del organismo humano- es tan solo una posibilidad, aunque se está volviendo cada vez más hegemónica porque es funcional al proyecto de sociedad en la cual vivimos. Pero claro que hay resistencias a este modelo, de los más diversos tipos, tanto explícitas y conscientes como implícitas o inconscientes.

¿Cuales serían las principales características de este cuerpo ávido al cual se refiere?

Es un cuerpo que ya no es "dócil y útil" en el sentido descrito por Michel Foucault, en sus investigaciones sobre el tipo de cuerpo que las sociedades industriales tanto se empeñaron en construir. Porque nuestra sociedad necesita otro tipo de cuerpos para poder funcionar con eficacia, de modo que su docilidad y su utilidad serán evaluadas según otros criterios. Al capitalismo contemporáneo le resulta más "útil" un tipo de cuerpo ávido, hiperactivo, mutante, insatisfecho y ansioso, que un cuerpo entrenado para obedecer ciertas rutinas, cumplir horarios y respetar una serie de ritmos predefinidos. Por eso, el cuerpo que responde con más eficacia a las demandas de nuestra sociedad es un cuerpo capaz de cambiar constantemente, y dispuesto a hacerlo, para lo cual necesita recurrir a una serie de productos y servicios disponibles en el mercado.

Ud. habla de consumidores insatisfechos: ¿Hacia qué formas de deseo y uso de placeres cree que nos encaminamos? ¿Qué transformaciones en cuanto sensopercepción se están gestando  en  las nuevas corporalidades?

El cuerpo contemporáneo es, también, un cuerpo cuyo eje se está desplazando. El centro de lo que significa ser alguien está abandonando aquel núcleo oculto y misterioso que se suponía residir en la "interioridad" del sujeto moderno. Cada vez más, todas las atenciones se concentran en la administración de las apariencias. Este desplazamiento no es casual, ya que, con una insistencia creciente, todo aquello que se ve en la superficie corporal es capaz de definir lo que es cada uno. En este sentido, las sensaciones corporales ganan un protagonismo cada vez mayor, en desmedro de las sensibilidades que arropaban y aquejaban al "hombre sentimental" de los viejos tiempos modernos.

 ¿Se incrementa el deseo de quien no accede a determinado producto?¿Que formas de  resistencia observa ante este sistema de mercado global?

El mero hecho de reflexionar sobre el asunto, como lo estamos haciendo ahora, ya implica una distancia con relación a estas prácticas basadas en toda una serie de creencias y valores que se están volviendo hegemónicos. La posibilidad de problematizarlos permite comprenderlos como construcciones históricas y, por tanto, inventadas en función de ciertos intereses. Ese mismo movimiento de pensar críticamente es capaz de "desnaturalizar" esas supuestas verdades, de modo que ese mismo gesto ya implica una resistencia ante las tiranías de ese ideal de "cuerpo perfecto" que resulta tan limitador de las experiencias corporales contemporáneas.

¿Por qué los modelos corporales considerados "ideales" son limitados y limitadores?

El hecho de que sean limitados forma parte de la paradoja que expliqué antes: una serie de creencias y valores que logran conciliar una cultura en la que rige un grado de libertad individual jamás visto y una enorme tolerancia con respecto a las vivencias corporales, junto con una increíble estrechez en lo que se refiere a los modelos de cuerpos considerados "adecuados". En consecuencia, ese modelo de "cuerpo perfecto" tan influyente hoy en día es sumamente limitador de las experiencias corporales, ya que censura y condena moralmente todo aquello que queda fuera de sus angostos márgenes.

Notas

La entrevista se realizó en el marco de las primeras jornadas de cuerpo y cultura de la UNLP de mayo de 2008. El diseño y la ejecución de la entrevista estuvo a cargo del profesor Juan Pablo Villagran y la alumna Belén Olaechea.

Paula Sibilia. Profesora del departamento de "Estudios Culturales y Medios", del Instituto de Artes e Comunicação Social de la Universidade Federal Fluminense (IACS-UFF), en Río de Janeiro, Brasil. Cursó las licenciaturas en Comunicación y en Antropología en la Universidad de Buenos Aires (UBA), institución donde también ejerció actividades docentes y de investigación en la Facultad de Ciencias Sociales. En 2002 concluyó la maestría en "Comunicación, Imagen e Información" de la Universidade Federal Fluminense (UFF). Como resultado de ese estudio, publicó el libro O Homem Pós-Orgânico: corpo, subjetividade e tecnologias digitais, por la editorial Relume Dumará. En 2005, este libro fue traducido al español y publicado por la editorial Fondo de Cultura Económica, bajo el título El Hombre Postorgánico: cuerpo, subjetividad y tecnologías digitales. En 2006 defendió su tesis de doctorado en "Salud Colectiva" en la Universidade do Estado do Río de Janeiro (UERJ). Actualmente concluye el doctorado en "Comunicación y Cultura" de la Universidade Federal do Río de Janeiro (UFRJ). 

Esta obra está bajo licencia
Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 2.5 Argentina