Educación Física y Ciencia, 2009, vol. 11, p. 93-103. ISSN 2314-2561
Universidad Nacional de La Plata.
Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación.
Departamento de Educación Física.

Artículo/Article

El fenómeno del fútbol en algunos textos literarios: Clásicos y contemporáneos

The phenomenon of soccer in some literary texts: Classical and contemporary

Victor Gil Castañeda

Universidad de Colima. Facultad de Letras y Comunicación

Resumen
El artículo nos habla de cómo a lo largo de la historia de la literatura, distintos autores han mostrado profundo interés por describir el fenómeno del fútbol, uno de los deportes más populares del planeta. Este aspecto lo podemos notar en textos prehispánicos como: Popol Vuh, hasta intelectuales modernos como Eduardo Galeano (uruguayo), en su libro: El futbol a sol y sombra. El documento hace mención de otras obras literarias cuyos personajes, o atmósferas narrativas, navegan en la descripción estética del balompié

Palabras clave: Pasión deportiva; Pasión literaria; Estética del fútbol; Espacios narrativos; Ambientación socio-política

Abstract
This article talks about how in the literature history, many authors had shown a profound interest in describing the phenomenon of football soccer, one of the most popular sports on earth. We can see this aspect in pre-Hispanic texts like: Popol Vuh, also in some modern intellectuals like Eduardo Galeano (Uruguayan), in his book: El footboy a sol y sombra. The document also mentioned other literary texts which prominent figures, narrative atmospheres, sail in the aesthetic description of the football

Keywords: Sports passion; Literature passion; Aesthetic passion of football soccer; Narrative spaces; Socio-political setting


Intelectuales, fútbol y literatura. Del espacio popular al espacio narrativo

Los intelectuales son muy extraños. En los siglos anteriores procuraron que los temas de la literatura no pasaran de quince; el amor, la tristeza, el origen del ser, la muerte, la guerra, la política, etcétera. Pero hubo un fenómeno diabólico en las áreas de la cultura y la educación; mientras los intelectuales se especializaban más y ahondaban en sus conocimientos, la gran masa de ciudadanos enfrentaba problemas de analfabetismo y tenía poco acceso a la educación superior. Esta zanja distanció la cultura elitista de sus posibles receptores.

Con sus quince temas en la mano, los intelectuales fueron perdiendo público, los libros no se vendían y bajo el argumento de que "la cultura es cara" cerraron editoriales, disminuyeron los presupuestos y se canalizaron estos recursos a zonas de pertinencia social, balance económico, amortiguación de la deuda, blindaje financiero, globalización, entre otros conceptos de la tecnocracia nopalera.

Solos y sin lectores, los escritores vieron cómo los medios comunicacionales se apropiaban de su público. A través de imágenes, sonido y voz, cautivaron al Receptor y lo adormecieron en sus brazos mecánicos. Los intelectuales copiaron su estilo para contar historias y lo fueron metiendo, como no queriendo la cosa, en sus propios textos.

El siglo XX es el de la metamorfosis. No hubo cuento, poesía, novela, drama o ensayo que no viviera estas experimentaciones. Todos bebieron de la tecnología, aumentando sus temas o anécdotas. Diversificaron las historias de sus libros y el público empezó a regresar a casa. El Lector, el fiel lector, empezó a gozar los argumentos venidos de la montaña chiapaneca, de la guerra, la vecindad, la rutina religiosa, del espacio, los mercados, los burdeles, los crímenes del narcotráfico, la industria del alcohol, la escuela... y el futbol.

Este deporte entró con pecado y en silencio. Un verdadero intelectual no hablaría de este asunto en sus obras, porque sería regañado por las mafias y las capillas literarias. Sin embargo, de manera aislada y esporádica empezaron a editarse libros con esas anécdotas. El balón invadió los trucajes narrativos y las estructuras poéticas. Así que al grito de todo es cultura y "Nada de lo humano me es ajeno", se abrieron los diques de la timidez y el fingimiento.

No era posible que en un país con más de 90 millones de habitantes, tres divisiones profesionales de futbol, más de 5 mil ligas amateurs, con fanáticos que rezan y acuden al templo para que su equipo no descienda; no era posible, no, dejarlo fuera de las pasiones estéticas. Pero el ejemplo tuvo que venir de otros lados, porque en el mundo contemporáneo fueron los escritores argentinos, uruguayos y varios de Sudamérica quienes publicaron los primeros textos relacionados con este popular deporte. Posteriormente vendrían los científicos sociales a medir pasiones, realizar encuestas afuera de los estadios, elaborar las leyes; a organizar historias de vida y poner estructuras metodológicas que dieran validez académica a estos productos, como lo han venido haciendo, exitosamente, con otras áreas populares como la telenovela, el cine, la recepción de mensajes, el cómic, los periodos electorales y la cultura indígena.

Antecedentes

Un antiguo antecedente de las relaciones entre la literatura y el fútbol (o juego de pelota) se registra con la novela El Satiricón, escrita por Petronio Árbitro, quien fue maestro de ceremonias y cónsul en la corte de Nerón (37- 68 a. C). Su argumento nos habla de un pícaro llamado Encolopio al que todo le sale mal. Se la pasa en fiestas y banquetes, con muchas aventuras amorosas, constantes pleitos por falta de dinero y al final, irónicamente, deja un testamento. Revela profundas inclinaciones homosexuales y tiene como amantes a Gitón, Licas y Trifena. De todos los temas que aborda la novela nos quedamos con el juego de pelota. En el transcurso de los festejos, el anfitrión ofrece diversos espectáculos a los comensales. Cuando Encolopio y sus amigos van a los baños describen la escena siguiente:

"Sin desvestirnos, nos pusimos a caminar, más bien a barzonear y llegamos hasta un grupo de jugadores. Al instante atrajo nuestra atención un viejo calvo y cubierto de una túnica granate que jugaba a la pelota, rodeado de varios esclavos melenudos. Éstos, empero, aunque valían la pena, no nos llamaron tanto la atención como el propio paterfamilias que, calzando sandalias, se ejercitaba nada menos que con pelotas verdes. Cada bola que tocaba tierra era desechada y para ese efecto, había un esclavo con una bolsa llena de pelotas que servía a los jugadores". (Petronio, 1990: 74)

Un segundo ejemplo lo tenemos en la novela Ulises (1922) de James Joyce. El personaje central Stephen Dedalus, acompañado de Buck Mulligan y Haynes, gastan sus quincenas en beber "fenomenales tragos". Dedalus vive con Buck en una torre, frente a la bahía. Dedalus es licenciado en Artes y profesor privado. Mulligan estudia Medicina. Haynes, alumno inglés, estudia la lengua vernácula irlandesa. Llena de chistes e irreverencias, esta obra nos habla del juego de pelota en la siguiente escena: Dedalus termina sus clases en un colegio de Ricos. Se queda asesorando a un muchacho que tiene problemas con las matemáticas. El director Deasy le pide corregir una carta que desea enviar al periódico. Afuera, dos equipos juegan al fútbol usando palos (como el críquet). Mientras la conversación Dedalus-Deasy avanza, la voz del narrador nos cuenta los detalles deportivos de manera paralela al resto de la historia:

* "Gritos estridentes resonaron desde el campo de los chicos, y un silbido vibrante. Otra vez: un tanto.

* Desde el campo de juego, los muchachos levantaron un griterío. Un silbato vibrante: gol.

* Salió por el portón abierto y bajó por el sendero de gravilla al pie de los árboles, oyendo el clamoreo de voces y el chascar de los palos desde el campo de juego". (Joyce, 1984: 114-118)

En la novela experimental Reivindicaciones, del Conde Don Julián, escrita por Juan Goytisolo en 1970, y no menos compleja que el Ulises, hay un narrador en segunda persona que nos ofrece un argumento lleno de bifurcaciones y enredos. El personaje, descrito desde sus nueve años, logra fama y dinero en la vida académica. Se burla del mundo intelectual y artístico. Más adelante el honorable señor Julián viola al niño Alvarito y todos se alejan de su casa. Siguen burlas y chanzas contra los informadores.

Al final, una procesión de infantes por calles de España, tocando varios instrumentos, en una escena incierta e irónica. Allí, las escenas relacionadas con el fútbol abundan y sirven como distractores en las acciones de los personajes. No usa la voz como un cronista deportivo, sino que Goytisolo toma el juego de pelota como una viciosa enajenación social que impide las relaciones personales en un plano de inteligencia y profundidad.

La escritora cubana Cristina García, corresponsal del periódico Times, en Nueva York, nos ofrece en su novela Soñar en cubano (1993) una historia triste, porque nos habla de Lourdes Puente quien huye con su esposo al extranjero después del triunfo de la revolución en 1959. Ese mismo año nace su hija Pilar que desea ser pintora. Su mamá Celia se quedó a vivir en Santa Teresa del Mar, igual que su hermana Felicia y su cuñado Hugo Villaverde. Lourdes compara la pobreza y las limitaciones económicas en que viven sus familiares cubanos, con la bonanza financiera que ella tiene en East River, Estados Unidos. Temas como la santería, el mercado negro y los balseros, están presentes. También hay una escena de fútbol, pero es negativa, porque la narradora lo pone como un mal necesario en las reuniones familiares. Mientras describe cómo se van reuniendo los parientes ella dice: "El resto de la familia vive en apartamentos y los fines de semana mis tíos se reúnen allí para ver el fútbol y comer hasta enfermarse". (García, 1993: 96)

Guillermo Cabrera Infante, también escritor cubano, reeditó en 1993 su libro de críticas cinematográficas: Un oficio del siglo XX, publicado originalmente en 1963. Al hacer una reseña de la película Las vacaciones de Monsieur Hulot, ofrece unos datos biográficos del director, Jacques Taticheff, hijo de inmigrantes rusos, quien ha sobresalido como actor, autor, hombre de teatro y cineasta. Éste Tati, como lo apodaban sus amigos, era un aficionado y practicante del juego de pelota. Cabrera Infante lo describe así: "En su juventud había sido all around y connotado jugador de balompié. De entonces muchos recuerdan las imitaciones del coach, el portero rival y el fanático local, que Tati hacía para regocijo de sus compañeros del club. Poco después Tati había dejado la mitad del nombre y todo el fútbol para dedicarse al teatro". (Cabrera Infante, 1993: 82)

Más adelante comenta la película Doce hombres en pugna, basada en la novela del inglés, Raymond Postgate. Dirigida por Sidney Lumet esta obra es un alegato contra la institución del Jurado, pero no investiga la vida de los miembros, sino que deja que su decisión brote de la personalidad de cada uno. Ellos determinarán si el acusado, un joven de piel oscura, es culpable o no. Dos jurados son amantes del juego de pelota y Cabrera Infante los describe irónicamente en la forma siguiente:

"El Presidente del jurado es un hombre camino de su madurez, con su espíritu de organización, pero sin ninguna cultura. Trabaja de coach de futbol en un instituto...El jurado número siete no tiene otra pasión que la pelota y su única preocupación es llegar a tiempo al juego". (Cabrera Infante, 1993: 186)

El mexicano José Agustín publicó en 1982 la novela Ciudades desiertas. El argumento trata de un congreso internacional de escritores becados por el gobierno norteamericano. En tono fársico y esperpéntico el autor se burla de las actitudes pedantes y melodramáticas de los poetas y narradores. Además de sufrir la vigilancia de los organizadores, se molestan porque la pasión predilecta del Presidente del Programa de Escritores es el fútbol. Cada semana les manda boletos gratis para que asistan al estadio y apoyen al equipo local. Cuenta el autor:

"Rick quiso saber quiénes lo acompañarían en el juego dominical de futbol, algo-que-no-debían-perderse-porque-era-el rito-de fertilidad y / o fecundidad del país. Nadie estaba obligado a asistir, pero las entradas eran sumamente caras, el Programa había hecho un esfuerzo especial y compró boletos. Siempre les apartaban localidades privilegiadas, además, la pequeña ciudad de Arcadia apoyaba reverentemente a sus Dogeyes, y ya se habían agotado los boletos de toda la temporada. La mayoría, intimidada, accedió a acompañar a Rick al fútbol, y Becky, para romper la vaga incomodidad que surgió, dijo que ya había llegado la mayor parte de los participantes, sólo faltaban diez, pero se les esperaba en los días siguientes". (Agustín Ramírez, 1995: 22)

Más adelante dice que el poeta egipcio, de estilo oficialista, termina haciendo odas al fútbol, mientras su compañera filipina, Altagracia, compone odas a los botes de la basura.

Luis Arturo Ramos publicó en 1988 la novela Éste era un gato. La historia nos habla de un viejo norteamericano que regresa a Veracruz, después de haber participado en 1874 como francotirador, durante la invasión a este puerto mexicano. Las acciones son contadas por Alberto, un adolescente que anhela ser periodista. Con una mamá que se ha vuelto loca, un padre recién fallecido y un hermano marinero que muere frente al televisor, éste joven enfrenta la vida en forma desagradable y el fútbol sale perdiendo, como se aprecia en la narración siguiente:

"Me abstuve de asediar a Macrina sacrificando mi ventaja a favor de mi nuevo papel. La obligación no significó un peso para mis años, sino la oportunidad de renunciar sin vergüenza a todo lo que la edad colocaba frente a mí. Me repugnaban las fiestas sabatinas, los partidos de fútbol y los paseos por el zócalo. Mi dramática propensión a enamorarme de las putas creció estimulada por la posibilidad de manejar el dinero familiar a mi antojo". (Ramos, 1988: 119)

Años antes, en 1979, Luis Arturo Ramos había publicado su novela Violeta-Perú. La historia es de un Exchofer que cuenta su miserable vida, llena de fracasos y tropiezos. Hay un personaje llamado Santos Gallardo, astuto ladrón y ratero famoso. Precisamente, cuando el exchofer le pide ayuda para que maten a su antiguo patrón porque lo corrió de la chamba, el Santos Gallardo roba descaradamente a un transeúnte, mientras el narrador nos describe cómo juegan fútbol los niños del barrio. Las acciones están armadas como una escena de obra teatral; hay tres personajes, acotaciones y un telón con la palabra Fin. Igual que en la novela de James Joyce, otra voz nos habla del juego de pelota mientras la primera persona nos va diciendo cómo sucede el robo, las reacciones del transeúnte, las amenazas que hace Santos Gallardo para que no lo delate, los golpes que le da en el estómago y los testículos. (Ramos, 1979: 119)

En el fragmento subtitulado Corrido de Santos Gallardo, las referencias al fútbol van en las acotaciones de la forma siguiente:

"Una calle sucia y gris, más o menos las cinco de la tarde (...) El tráfico de los automóviles ha ido reduciéndose. Unos niños pintan con gis una portería en la pared descascarada (...) En la acera de enfrente los niños patean una pelota (...) La calle se oscurece. Una delgada llovizna comienza a caer. Los niños patean la pelota ajenos a la llovizna que los aleja y avejenta (...) Santos Gallardo se coloca entre el transeúnte y los niños que juegan al fútbol (...) Los niños que juegan fútbol se dan cuenta de lo que sucede. Abandonan la pelota para mirar. Algunos sonríen porque seguramente conocen a Santos Gallardo. El desconocido los mira con cara de miedo mientras permite que el otro lo registre y despoje (...) Los niños sonríen y se codean llamándose la atención sobre algún detalle particularmente gracioso (...) El desconocido se marcha encorvado. Los niños regresan a su portería de gis". (Ramos, 1979: 14-21)

Sergio Pitol publicó en 1982 su libro de relatos Cementerio de tordos. En el cuento titulado Los oficios de tía Clara, nos habla de un sobrino, joven universitario que malgastaba sus noches en borracheras y desveladas artísticas acompañado por su mejor amigo, quien termina en un manicomio, con una enfermedad incurable. Además de las fiestas, iban a los partidos de fútbol. En una de estas escenas, el muchacho recuerda amargamente lo siguiente:

"Y yo comencé a angustiarme con tus sueños, a inventar otros igualmente atroces, con los que, en compensación, intentaba asombrarte, seguro de que también los tuyos eran en buena parte falsos, hasta el dichoso domingo en que a la salida del futbol me dijiste que de seguir así tendrías que visitar a un psiquiatra..." (Pitol, 1982: 230)

Elena Garro publicó en 1996 su libro de relatos Busca mi esquela & Primer amor. Es en el segundo cuento donde se hace referencia al fútbol. La historia trata de la Señora Bárbara y su hija que pasan unas vacaciones en las playas del mediterráneo, donde conocen a unos jóvenes alemanes, prisioneros de guerra. En una escena, cuando se dirigen al centro del puerto, escuchan a unos presbíteros hablar emocionadamente de este deporte. Dice la narración: "Salieron juntas de la mano. Caminaron la calle y cruzaron con dos sacerdotes jóvenes que hablaban de un juego de pelota. Caminaron detrás de ellos tratando de oír lo que decían. Discutían del juego con toda seriedad". (Garro, 1996: 77)

El escritor colimense, Salvador Márquez Gileta, publicó en 1995 la novela España, la calle donde nos habla del joven futbolista Galilo Santalucía, atacante del equipo Lobos del San José, excelente delantero que fue campeón goleador en los años del 78, 79 y 80. Es el hombre más perseguido por los homosexuales colimenses. Su virilidad fue puesta a prueba y se "despachó" a 3214 (tres mil doscientos catorce) chichifos. Su amante es Leonardo, alias "La chula linda", quien le prende veladoras a cuanto santo se deja para que Galilo sea contratado por un equipo de la primera división profesional. Sin embargo, cuando Leonardo recibe la herencia de sus padres, convirtiéndose en un hombre rico, rompe relaciones con Galilo, pero la mala fortuna lo deja en la ruina, pobre y abandonado en la calle España. (Márquez Gileta, 1995: 25 y ss.)

El escritor argentino Ernesto Sábato publicó en 1961 la novela Sobre héroes y tumbas. Allí nos habla de un personaje llamado D`arcángelo, apodado Tito, a quien le gusta mucho el fútbol. Es su tema cotidiano y su pasión. Amigo de Martín, un joven de 17 años, enamorado de Alejandra. Esta novela, amparada en el submundo y la vida de los ciegos, está basada en un reportaje periodístico publicado por el diario La Razón, de Buenos Aires. (Sabato, 1961: 75 y ss.)

Algo de teatro y fútbol

El mundo del teatro también nos ha dejado acercamientos al escenario de la literatura. Como ejemplo, describiré una obra de la dramaturga mexicana, Vivian Blumenthal (1962-2007), donde las relaciones de estos fenómenos son claramente perceptibles. La obra fue estrenada hace seis años en el foro universitario "Pablo Silva García", de la ciudad de Colima. A continuación doy paso a la reseña (que publiqué en el periódico El Comentario), tanto de la obra, como del espectáculo:

LAS CHIVAS AL ESCENARIO Y LA CRÍTICA SOCIAL

*Montaje de la Compañía Teatral de la U. de C.

*Tradición y trascendencia artística

Por: Víctor Gil Castañeda

El fútbol deja sus vestimentas deportivas y entra al mundo artístico. El fútbol sale de la pantalla televisiva y sube al escenario. Deja de ser pasión para instalarse en la reflexión. Abandona la pasividad del espectador y se convierte en un crítico agudo. El deporte deja el juego de las patadas para pasar al juego de la mente, al análisis de los problemas sociales y al enjuiciamiento político. El deporte se transforma también en un amplio espectro que nos dice cómo andan las relaciones intrafamiliares, o procura explicarnos porqué el desmedido consumismo de productos chatarra entre los aficionados.

¡Hoy juegan las Chivas¡ es una obra que nos provoca todos estos pensamientos. Fue estrenada la semana anterior por la Compañía de Teatro de la Universidad de Colima, en el foro Pablo Silva García. Ubicado en el género de la farsa, este montaje tuvo un inicio espectacular, pues además de haber llenado el escenario, mucha gente se quedó afuera esperando las siguientes funciones. Y es que la obra lo dio todo; bromas, ironía, sarcasmo, decisión crítica, ataques fundamentados de los medios masivos de comunicación, desmantelamiento de la ideología y el fanatismo religioso. La máxima del mundo latino "Divertir, enseñando" es un justo calificativo para este trabajo.

La historia es amena y digerible: el matrimonio formado por Sofía y Nacho, juntan casi veinte mil pesos para viajar al mundial de fútbol que será realizado en Japón. Nacho decide no ir para gastar ese dinero en algo más positivo; una demanda judicial contra la compañía constructora que les vendió sus viviendas en pésimo estado, pues las casas, recién estrenadas están maltrechas, dañadas por los frecuentes sismos de la región, las lluvias y un desagradable drenaje que empieza a brotar de las alcantarillas. Asimismo debemos señalar el mal servicio de iluminación y lo estrecho de sus espacios arquitectónicos. Mientras Nacho permanece escondido en su oficina, el mundial avanza y la selección mexicana ha llegado a cuartos de final.

Los vecinos de la colonia que habían cooperado con ese dinero, descubren el engaño y piensan golpear a Nacho, pero su esposa Sofía interviene y los hace reflexionar un momento. Ella argumenta que la acción de Nacho era positiva y benéfica, pero el corrupto abogado que los protegería de la empresa constructora se robó el dinero para asistir al mundial de fútbol. Al final todos toman conciencia del fenómeno, dejan libre a Nacho, lo perdonan y como buenos amigos aficionados, recuerdan que "Hoy juegan las Chivas" el clásico de clásicos en el Estadio Jalisco. Como castigo, Nacho deberá pagar las entradas y las cervezas durante todo ese campeonato.

Esta obra, estrenada en plena liguilla del fútbol mexicano, despertó interés y entusiasmo en el público colimense. Únicamente al iniciar la obra se oyeron las porras y las rechiflas entre los aficionados que se dieron cita en el foro universitario. Los gritos y los albures transformaron el teatro en un Estadio San Jorge. Había por aquí y por allá camisas de las Chivas, del América o el Cruz Azul. Pero nunca imaginaron lo que verían en el terreno de juego: una profunda crítica a los mecanismos de control político e ideológico que mueven la telaraña del negocio deportivo. Los espectadores se vieron reflejados en los problemas matrimoniales señalados por la farsa, comprendiendo que el fanatismo y la religiosidad exacerbada no conducen a buenos lugares.

De esta manera la Compañía Universitaria sigue demostrando su tradición en el gusto del público, además de una trascendencia artística que los impulsa a superarse en cada montaje, provocando una toma de conciencia entre los espectadores, a partir de temas e historias aparentemente triviales, pero que reconstruyen, para bien o para mal, una organización social.

CREDITOS: ¡Hoy juegan las Chivas¡ escrita por Vivian Blumenthal. Dirección de Rafael Sandoval. Actuaciones de; Carmen Solorio, Francisco Salinas, Gerardo González, Clotilde Campos, Minerva Parker, Carlos Mayagoitia, Gilberto Moreno y Ricardo Sánchez.

Conclusión

Como podemos apreciar, las relaciones de la literatura y este popular deporte no se agotan con el comentario aquí hecho. Los escritores intentan reflejar su medio social con la mayor amplitud posible, tocando ciertos temas o asuntos que ellos mismos han experimentado. Las obras no se dedican únicamente a reflexiones filosóficas, psicológicas, científicas, políticas o sociológicas; a veces también se deslizan por las veredas de los horizontes populares del mundo cotidiano.

El juego de pelota aparece en la literatura como una referencia estética, como una acción secundaria o telón de fondo que no disminuye los movimientos principales de los personajes. En los textos aquí señalados no aparecen los problemas que aquejan al deporte nacional o latinoamericano, como la corrupción de los organismos directivos, el uso de drogas y anabólicos, las farsas del draft, la mediocridad competitiva, el abuso promocional de las compañías televisivas, etc.

El deporte aparece apenas como un bosquejo en ciertas narraciones, poemas y obras dramáticas. Tal vez, en un futuro sus jugadores se conviertan en personajes que den sentido y profundidad a ciertas historias, que formen parte de las estructuras principales del relato, como hace años predominaban los duendes, hadas, reyes, príncipes o brujas. Donde sí podemos apreciar este deporte como tema central, es en los textos periodísticos e informativos, que cuentan con un lenguaje especializado y una redacción tan provocadora que asustaría a muchos gramáticos tradicionalistas.

Otras obras que nos hablan de esta temática son: Popol Vuh, El futbol a sol y sombra (Eduardo Galeano), Once cuentos de futbol (Camilo José Cela), Lenin y el futbol (Guillermo Samperio), Los once de la tribu (Juan Villoro), El blues de la avenida Alcalde (Roberto Huerta Sanmiguel), La borra de café (Mario Benedetti), Las paredes oyen (Juan Ruiz de Alarcón) y por supuesto, una magnífica tesis de Alberto Ramos Zaragoza titulada: El futbol en la literatura.

Notas

El autor es Licenciado en Letras y Comunicación por la UdeC, titulado en 1985. Diplomado en estudios de Opinión Pública, por la UdeG y UdeC en 1993. Maestro en Literatura Hispanoamericana por la UNAM y UdeC, titulado en 1999.

Bibliografía

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