Educación Física y Ciencia, 2009, vol. 11, p. 41-49. ISSN 2314-2561
Universidad Nacional de La Plata.
Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación.
Departamento de Educación Física.

Artículo/Article

Cuestión de género, cuestión de cuerpo: Deportistas pioneras en Colima

Gender question, body question: Athletics pioneer in Colima

Ciria Margarita Salazar

Universidad de Colima. Facultad de Ciencias de la Educación

Emilio Gerzaín Manzo Lozano

Resumen
El presente trabajo aborda un análisis hermenéutico del cuerpo femenino de las deportistas pioneras del estado de Colima a partir de testimonios orales de las protagonistas, familiares, entrenadores y amistades de las mismas. La textualidad que proporcionan los testimonios permite un acercamiento a la reconstrucción y explicación del discurso deportivo y el entendimiento del uso del cuerpo en actividades inapropiadas para una sociedad de inicios del siglo XX

Palabras clave: Cuerpo femenino; Discurso deportivo y pioneras colimenses

Keywords: Female body; Speech and pioneering sports Colima


Introducción

Esta comunicación toma como eje tres conceptos: mujer, movimiento y cuerpo, porque el deporte -en cualquier manifestación que tenga-, implicará el movimiento, la aplicación de fuerza, la visualización de metas, el enfrentamiento, el trabajo conjunto y el seguimiento de normas para alcanzar un feliz desenlace. Tal pareciera, por todos los elementos enumerados anteriormente, que el ámbito deportivo pertenece de forma exclusiva al varón, desde una visión tradicionalista, pero nos ocuparemos de textos orales donde todo se mueve. En el relato oral hay una construcción semejante al texto escrito: el emisor lanza su mensaje esperando que el receptor -en este caso oyente- pueda captar las diferentes señales inscritas a través del desarrollo de sus acciones en un tiempo y en un espacio determinado. Comprendemos así la estructura básica de la narración; un sujeto se mueve en un espacio y tiempo que el narrador elige y diseña. Los relatos que constituyen el libro "Mujeres entrenando...pioneras del deporte en Colima" (Salazar & Manzo, 2009) conducen a comprender este esquema en el eje fundamental del movimiento y el cuerpo. Los relatos seleccionados van desde los inicios del siglo XX hasta los primeros de la primera década del 2000. Los textos se construyen a partir de las entrevistas realizadas a estas protagonistas con excepción de uno con origen bibliográfico.

El cuerpo femenino en el discurso deportivo

Mujer y deporte en nuestros días, resulta un binomio común aunque no tan publicitado como el realizado por hombres, por eso llama la atención que la incursión femenina en el terreno deportivo genere visiones particulares sobre el tema. Visión que las protagonistas no definan desde un ángulo doloroso, sino desde la óptica del protagonismo, la lucha, la combinación de roles y el surgimiento de propuestas de desarrollo y desenvolvimiento corporal fuera de los cánones tradicionales. Colima es un territorio marcado por el trabajo masculino donde la visión varonil define el desenvolvimiento de ambos géneros. En el deporte, las colimenses, las pioneras, tuvieron que abrir caminos, hacer algo nuevo en lo que ya se encontraba esquematizado, en un polo cercano y distante pues históricamente el deporte al marcarse como un agrupamiento de fuerza, competitividad y combate, supone el distanciamiento de todo aquello referente a la feminidad. No es lo mismo que Ana Guevara muestre extremidades musculosas enfundada en un pequeño short para una competencia de atletismo que observar las curvas de las porristas en los enfrentamientos del fútbol americano. Sin embargo, tal como lo demuestran los discursos a lo largo de las entrevistas, mujer no es sinónimo de debilidad.

Para García Canclini el cuerpo [...] es la parte de cada uno que concentra descubrimientos y emancipaciones[...] (Canclini, 2007). Rose Eisenberg Wieder (2007:47) describe al cuerpo como territorio cargado de representaciones en donde se construyen y desconstruyen imágenes culturales, en donde se deja notar el espacio y el tiempo y se proyectan señas de identidad y alteridad.

Doretea MacNeil, inglesa recién llegada a Colima (1920), quien estudio en colegios de Estados Unidos, era una muchacha espigada y resuelta, ágil de movimientos y pronta de resoluciones, tuvo a su cargo durante muchos años la curiosa misión de escandalizar los criterios mojigatos, con su atrevimiento de moderna deportista, para quien el uso de las faldas correspondientes a su sexo no le impedía practicar los ejercicios que por su violencia han sido reservados tradicionalmente a los hombres (Salazar, C. y Manzo, E. 2009:33).

Elegimos estas definiciones porque las deportistas colimenses develan el poderío de su cuerpo y les permite moverse a terrenos vedados, al mismo tiempo que desarrolla un potencial corpóreo que la fortalece al mismo tiempo que continúa con los cánones sociales conocidos: ama de casa, hija, esposa. El manejo de su cuerpo conduce un conocimiento diferente del mismo, el conocimiento de sí misma, una producción simbólica cuya base empírica se encuentra en el movimiento. Aprender a correr, a saltar, lanzar un balón ya con el pie ya con la mano, ver el bíceps hincharse, las manos con las venas crispadas en la cancha hacen producen una imagen diferente, algo que se sale de lo establecido. Ellas se ven, se perciben distintas, sus límites corporales se mueven, su físico metamorfosea. Ven nuevos horizontes en el aprendizaje de la definición de su cuerpo. Bernard Lonergan señala al respecto:

La realidad previa que fundamenta los horizontes, la crítica de ellos y la determinación del campo es la realidad del sujeto en cuanto sujeto (Lonergan, 2008).

Isela Elizondo, mientras cursaba su preparatoria en el Bachillerato 1 de la Universidad de Colima sufría por los comentarios que sus compañeros le hacían "se ve que tienes músculo" (Salazar & Manzo, 2009:104), expresiones recibidas en la constante de la hipertrofia corporal que vivio durante su entrenamiento de Lenvatadora de Pesos Pesados.

Merleau- Ponty en Eisenberg (2007: 46) señala que percibir es tornar presente cualquier cosa con la ayuda del cuerpo "yo no estoy delante de mi cuerpo, estoy en mi cuerpo, o mejor, soy mi cuerpo". Alicia Grasso (2005) concuerda al señalar "Soy yo y todo aquello en lo que me corporizo, todo lo que me identifica".

Esta nueva conceptualización del cuerpo femenino conduce a hablar de su cuerpo como si ellas mismas fueran otras. El relato de las pioneras es nítido en cuanto a construcción protagónica, enuncian uno a uno los elementos que provocaron el cambio, las motivaciones personales o los hechos históricos en los que se involucran por la pertenencia a un determinado grupo social. Denotan en muchos sentidos la presencia de una fuerza o una especie de barrera que detiene su desempeño y hablan de sí mismas. Su narración surge de la internalización, punto en el que todos los discursos agrupados coinciden con el retomado por Foucault en "La Hermenéutica del sujeto"(2001) donde nos conduce a un análisis del yo más allá de lo que en el helenismo se llamó la inquietud de sí mismo y que se refleja en la muy conocida frase filosófica 'Conócete a ti mismo'; el eje es la noción del sujeto ético desde la relación que establece consigo mismo. Para explicar lo anterior retoma la figura del atleta desde el punto de vista de Séneca:

Para ser buen atleta basta conocer los gestos -y sólo los gestos- que son efectivamente utilizables, y se utilizan la mayoría de las veces en la lucha. Y es preciso que esos gestos, que se conocen bien, sean lo suficientemente familiares que uno los tenga siempre a su disposición y pueda recurrir a ellos cuando llegue la ocasión (Foucault, 2004).

Así pues, las pioneras del deporte en Colima, sin pensarlo encajan en el esquema clásico del deporte, su intuición las lleva a situaciones no calculadas, vivencias extremas, provocaciones para el cambio de las funciones corporales que la sociedad impone a través del género. Al recuperar el significado de la palabra mujer, encontramos en el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española que es aquella persona del sexo femenino y poseedora de cualidades femeninas por excelencia. La anterior definición conduce aclarar el término 'femenino', establecido por la misma fuente, entre varias acepciones: propio de mujeres, perteneciente o relativo a ellas, dotado de órganos para ser fecundado, débil, endeble. En otras palabras el esquema de mujer señala un ser débil cuya única finalidad es esperar la fecundación -una actitud de mera pasividad. Entonces, todas las deportistas se alejan de este esquema al moverse en dirección contraria y entrar en un estado de movimiento constante, rechazar la debilidad y reconociendo la fecundidad como parte de su naturaleza.

Así, la mujer atleta aprende a reconocer sus límites desde muy joven, controla su cuerpo, acepta la autoridad y se atreve a romper con todo aquello que le parece detiene su desarrollo deportivo. Dentro del discurso encontramos subyacente la noción de movimiento, desde la noción de atleta de Séneca, todo lo referente a deporte llama el movimiento. Se enlazan forma el binomio cuerpo-movimiento, al que se agrega de forma paralela el concepto vestido. El cuerpo será el instrumento primordial para el desarrollo deportivo, pero el cuerpo femenino es evocado desde parámetros formulados a partir de la debilidad, la fragilidad, lo inmóvil; además su actuar -si retomamos el sentido tradicional difundido por los medios de comunicación- siempre se establece en la ensoñación, fuera de toda lucha. Sin embargo, en el discurso de las pioneras del deporte en Colima vemos que, de manera intuitiva, se acercan a la concepción socrática del cuerpo -que a su vez retoma Foucault al disertar acerca de 'ocuparse de sí mismo'- donde la conexión del sujeto con los otros es a partir del conocimiento que tiene de su alma, es decir, el cuerpo es un mecanismo para exaltar el alma:

¿Cuál es el único elemento que, en efecto, se vale del cuerpo, de sus partes, de sus órganos, y por consiguiente de sus instrumentos, y en definitiva va a valerse del lenguaje? [...] Es el alma[...], y no puede ser más que el alma, por ende, el sujeto de todas esas acciones corporales, instrumentales, lingüística, es el alma: el alma en cuanto utiliza el lenguaje, los instrumentos y el cuerpo. De modo que así llegamos al alma. (Foucault, 2004)

Decir instrumento implica la noción de objeto, cuya construcción es intencional a partir de factores sociales, históricos y culturales, de ahí que en cada época el cuerpo se construya desde ciertos parámetros determinados por la comunidad. El cuerpo-instrumento-objeto femenino en el terreno deportivo, abandona su aspecto primigenio dirigido a la fecundación para comprometerse con la exposición de su interior, es decir, el cuerpo femenino se acerca al masculino en el ámbito deportivo al abordar actividades que en otros momentos estaban exclusivamente destinados al varón. El instrumento corporal femenino ya no entra en el esquema conceptual inicial y por lo tanto, el discurso pareciera no cuadrar con los estándares sociales, provocando el escándalo, el escarnio, la diferenciación con otras mujeres que conservan la tradición o en todo caso, señalando en la connotación de sus expresiones el proceso seguido para incorporarse al terreno competitivo antes vedado, llenando el imaginario popular y acrecentando el mito: si abandonaban ese estado de inmovilidad perderían todas aquellas características que las identificaban. Así pues el sentido de construcción del cuerpo femenino de las pioneras en el deporte colimense encuadra en la percepción de construcción de objeto ofrecido por Baudrillard:

El objeto [...] es un continente fijo y el exterior es sustancia. Los objetos tienen así [...] aparte de su función práctica, una función primordial de recipiente, de vaso de lo imaginario. A lo cual corresponde su receptividad psicológica. Son así el reflejo de una visión del mundo en la que cada ser es concebido como "un recipiente de interioridad" (Baudrillard, 2004).

Las mujeres deportistas se introducen al terreno deportivo motivadas por terceros o por iniciativa propia, conforme avanza el siglo XX, la transgresión -por llamar de alguna manera la forma de iniciarse al deporte, provoca que el cuerpo se constituya en un instrumento de mayor fuerza frente a la noción de fuerza y comba.

La traslación de la pasividad a la combatividad proveniente del terreno masculino. Si bien muchas son tachadas de hombrunas, incluso señaladas en los centros escolares o dentro de su comunidad, ellas marcan sus propias rutas. Reconocen en su cuerpo el objeto que permite abrir puertas, construyen oportunidades, son ellas convertidas no en objeto sexual sino instrumento de cambio social las que hablan de sí. En consecuencia, el cuerpo femenino en el deporte, tal como lo señalan sus protagonistas, entra en un proceso de reconstrucción conceptual en aquellas mujeres que se determinan exclusivamente para la actividad deportiva, sin importarles ya la posición contraria masculina, contando con elementos instituciones y familiares que le fortalecen, aunque en muchas ocasiones la institución social, los organismos gubernamentales, los medios de comunicación, no lleguen a aquilatar en su potencia real la acción del deporte femenino. Así pues el movimiento del instrumento corporal femenino se enuncia en términos de actitud, esfuerzo, cooperación, equipo, es decir, el ser individual femenino deportista se define en virtud de la relación con los otros, en tanto mujer, en tanto deportista, es decir, pareciera que este ser humano se divide en dos, correspondiendo a una especie de estilización no en el sentido estricto de belleza clásica sino en el sentido de estilización de funcionalidad en el objeto, de sus alcances y su potencial:

La estilización de las formas es, por doquier, correlativa de esta autonomía creciente del mundo funcional y de la organización óptima de la extensión. También las formas se vuelven más autónomas, se apartan cada vez más de una morfología del cuerpo humano y del esfuerzo, y sin embargo hacen siempre alusión a él de una u otra manera. (Baudrillard, 2004)

La abstracción del Yo deportista femenino implica elementos reconceptualizados para constituir una forma de ser mujer social, es decir, ellas son, hacen su espacio y prosiguen en la cotidianidad sin ser objetos de deseo masculino y de publicidad a excepción que se equiparen a ellos en competencias de alto rendimiento, por el contrario se alejan de esa percepción para llamarse y ser por sí mismas dentro del relato.

Además, el instrumento corporal tendrá que adornarse, constituirse con una coloración particular para reconocerse y ser reconocido, de esta manera surgen los uniformes, los vestidos que acompañan a los atletas -que a su vez se asumió al reconocer sus propios gestos, mismos que determinaremos movimientos especializados especificos para cada discilipna deportiva, y que forman ya parte de la vida diaria gracias a la publicidad y se convierten en parte del atuendo que señala el favoritismo, la devoción, la gratitud y el fetichismo del que se vuelve objeto de culto por haber anotado, llegar a un campeonato, lograr una marca o romper un récord, que obviamente se ensalza cuando es masculino y solamente se nombra cuando es femenino. Un caso específico aparece en el triunfo de Mary Villa Montero atleta paralímpica que a pesar de tener el reconocimiento de su comunidad, aun así le faltó apoyo para su entrenamiento.

En su texto podemos sumar a todo el esquema, el factor 'diferencia corporal a partir de la discapacidad física', que a su vez se puede traducir en una marcada tendencia a no cualificar las transformaciones de la mujer en mujer deportista. Dominar el movimiento con el instrumento corporal es tarea del deportista, es decir, el hombre ejerce el control, pero la mujer que entra al deporte también lo ejerce. En todos los discursos de las pioneras existe un reflejo del sistema funcional de la sociedad en donde conviven ambos género para el manejo de su cuerpo a través de tres características: función primaria del objeto, pulsiones y necesidades primaria y relación simbólica entre el uno y el otro (Baudrillard, 2004).

El cuerpo femenino cubierto por ropa deportiva, creada para la expansión del movimiento, para la libertad, hacen que el instrumento tambiénse expanda, y provoque el cambio en la mirada del otro. Existe una diferencia entre la ropa deportiva y la ropa construida para otros menesteres sociales, ya que un short de licra no tendrá el mismo efecto social dentro de un gimnasio que en la playa. El vestido, el recubrimiento del cuerpo ahora instrumento también responderá a la demanda social. Si en el momento inicial de nuestro recuento, la mujer se incorporaba a la competencia deportiva con su ropa habitual conforme avanza el siglo y se especializa en una disciplina, el vestido responde a sus necesidades rompiendo las convenciones para los que fueron confeccionados.

María Elizabeth Nuñez "La Pirri", tal como lo precisa: "Mira una prohibición no exactamente, pero nunca conté con la anuencia total de mi mamá. A mi madre no le gustaba y no le gustaba porque andaba mucho en short, porque desatendía mis estudios para irme a practicar. Le dedicaba mucho tiempo a las canchas. Había un poquito de rebeldía de mi parte para tener que ir, porque a ella particularmente no le gustaba" (Salazar & Manzo, 2009:54).

A manera de conclusión:

En los relatos de las pioneras del deporte en Colima pueden distinguirse los siguientes elementos:

El reflejo de su identidad de género acorde a la época en la que se desarrollan al mismo tiempo que transgredían los parámetros sociales adjudicados por la supuesta fragilidad e inmovilidad que le atribuyen a partir de su naturaleza diseñada para la procreación. Esta transgresión da lugar a la formación del tabú: la mujer que realiza deporte se cubre de misterio, crea lejanía y vive la expansión del podería corporal.

El cuerpo de la mujer deportista se objetiviza para transformarse en el instrumento para el logro. Suman al concepto corporal femenino la fuerza, el movimiento, la competitividad, el trabajo en equipo y el reconocimiento de su poder individual.

El movimiento impreso en su cuerpo, el reconocimiento de cada uno de sus órganos y la función de éstos provoca la introspección, es decir, el cuerpo permite el crecimiento del alma -apegados al sentido socrático- y reflejan en la estructura del discurso el desarrollo intuitivo del principio 'conócete a ti mismo'.

Desde 'sí mismo' -el concepto puede ser controversial por ser enunciado por Paul Ricoeur en masculino, sin embargo entendemos su desenvolvimiento desde una funcionalidad neutra- alcanzan la visión personal a partir de la función ejercida en la práctica de una especialización deportiva. Expresan el concepto individual a partir de recuperar la visión de los otros, de su contexto y la función socialmente atribuida, sin perder de vista los cambios sufridos a partir del ejercicio físico.

El cuerpo, expresión -modo de expansión -motor de transgresión - canalización de la productividad, ejerce su actividad a través del canal expresivo en el que se protege: la ropa. Si bien resulta un accesorio, igual evoluciona conforme evoluciona la concepción del cuerpo según la época en que se diseña y las exigencias apropiadas para la función que le corresponde dentro del género masculino.

Finalmente, habrá que crear nuevos canales expresivos para la mujer deportista, generar mecanismos para su fortalecimiento y reconocer cada uno de sus logros de manera equitativa. Pensar en mujeres deportistas deberá desde la equidad, el justo desempeño de normas sociales y un mayor espectro en el conocimiento de la función femenina dentro de la competitividad deportiva.

Nota

Autores: Profesores investigadores de Tiempo Completo de la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Colima

Bibliografía

BAJTIN, M. (1999). Estética de la creación verbal. México: siglo xxi editores.

BAUDRILLARD, J. (2004). El sistema de los objetos. México: siglo xxi editores, s.a. de c.v.

CANCLINI, N. G. (2007). Lectores, espectadoras e internautas. México: Gedisa.

EISENBER, R. (2007). Corporeidad, movimiento y Educación Física. Distrito Federal: Grupo Ideograma Editores.

FOUCAULT, M. (2004). La hermenéutica del sujeto. México: Fondo de Cultura Económica.

LONERGAN, B. (2008). Conocimiento y aprendizaje. México: Universidad Iberoamericana.

SALAZAR, C., & Manzo, E. (2009). Mujeres entrenando: relato de las deportistas colimenses. Colima: Instituto Colimense de las Mujeres.

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