Educación Física y Ciencia, 2006, vol. 8, p. 63-70. ISSN 2314-2561
Universidad Nacional de La Plata.
Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación.
Departamento de Educación Física.

Artículo/Article

La re-construcción del sujeto. Procesos de agencia y subjetivación en las prácticas de corporización

Mariel Ruiz

Doctorando de la Universidad de Barcelona

Resumen
Preguntarse en la actualidad sobre el tipo de corporeidad que se construye en la escuela primaria, problematiza una serie de nociones como ser subjetividad, sujeto, identidad, corporeidad etc. entre otros. Los cuales abordados desde enfoques pos estructuralistas y por feministas revierten ciertas categorías fijas y estables en función de la construcción de una corporeidad acorde a las necesidades de los sujetos posibles. Tal vez la antigua idea de la construcción del sujeto desde el "cuidado de si" atendiendo al cuidado del cuerpo desde la dietética (relación entre el cuidado y el régimen general de la existencia del cuerpo y del alma); la economía (relación entre el cuidado de uno mismo y la actividad social) y la erótica (relación entre el cuidado de uno mismo y la relación amorosa) merezca una reconsideración más acorde a los momentos actuales sin olvidar la esencia primaria, que es la construcción de sujetos libres. Sobre algunas de estas cuestiones se abre el debate en este artículo invitando a los lectores a reconsiderar la autorización y agencia de los sujetos corpóreos más allá de la pesada carga limitante de las estructuras sociales.

Palabras clave: Corporeidad; Agencia; Re-construcción; Subjetividad; Identidad

Abstract
Conceptualizing corporeality nowadays, as it is constructed in a primary school education context, involves a revision of quite a few notions, such as subjectivity, subject, identity, body, and bodily care. These concepts, approached from poststructuralist and feminist perspectives, challenge some definite and stationary categories, if we aim at the needs of possible subjects. Maybe the old idea of subject construction stemming from "self care" in ancient Greece deserves to be reconsidered, as care for the body, in agreement with current times, never losing sight of the ultimate goal which is the construction of free subjects. Bodies would be approached from a concern for diet or nutrition (concrete details in caring in relation to a broad view of body and soul), economy (relation between self and social activity) and erotica (relation between care for self and loving relations). In this article, I intend to set some questioning by leading my readers to reconsider empowering and agency of bodily subjects beyond the heavy limiting load of social structures.

Keywords: Embodiment; Agency; Re-construction; Subjetivity; Identity


El tema que me propongo plantear ambiciona en primera instancia una reconceptualización del sujeto desde un pensamiento post-estructuralista y post-feminista de las prácticas de agencia y de corporización. Resulta ser que el planteo de la ‘corporeidad’ hace merecedor una re-mirada de términos tales como: subjetividad, identidad, sujeto, etc. los cuales, integran amplios y lejanos debates que en el presente están siendo sometidos a una intensa revisión desde diversos campos disciplinares. Se puede apreciar que los debates y cuestionamientos van desde concepciones y posturas escencialistas hasta construccionistas, así como desde las manifestaciones de las comunidades minoritarias que ponen en tensión la operatividad de esta noción por las relaciones de poder que media. También es cierto que a nivel cotidiano, se está popularizando la idea de la identidad, la subjetividad, como una forma de entender nuestras prácticas diarias vinculadas a procesos de identificación, representación, afiliación y prácticas de consumo1.

Las preocupaciones que despiertan los cambios en las representaciones de estos términos se pueden apreciar en trabajos de diversos campos como por ejemplo; desde las ciencias sociales (Giddens, 1995, 1999, Castells 1998, Crespo y Soldevilla, 2001); el psicoanálisis (Lacan, 1971; Winnicott, 1979); la psicología social construccionista (Henriques et als., 1984; Gergen, 1992; Barglow, 1994, Tolman , 1994; Burr, 1995; Grodin y Lindlof, 1996; Walkerdine, 1998) los estudios culturales (Hall y Du Gay, 1996; Du Gay, Evans y Redman, 2000) etc. Cada uno de estos campos está en un proceso de redefinición en virtud de una reconceptualización acorde a las complejidades contemporáneas. Una muestra de ello es como Guiddens (1997) redefine la identidad en un contexto (pos) moderno, en donde se la puede entender como la elección de "proyectos de vida" más allá del determinismo que marca una identidad única. Continuando y coincidiendo con éste, Gree (2001) explica que las personas crean sus propias identidades a partir de procesos dialógicos (Taylor, 1994 en Gree 2001:113) de reconocimiento y reflexividad (Guiddens 1997), asegurando que las sociedades occidentales han pasado de considerar en primer lugar la primera perspectiva de somos lo que somos por nuestra "naturaleza", (por ejemplo la teoría darwinista o las explicaciones esencialistas), a la segunda (somos lo que somos básicamente por la posición que ocupamos en la sociedad, siguiendo las ideas de Bourdieu y Foucault), hacia la tercera (somos lo que somos básicamente por nuestros logros individuales reconocidos por los demás) para llegar a la cuarta (somos lo que somos por las experiencias que hemos tenido a través de ciertos "grupos afines").

Así puede apreciarse que en la primera postura no habría un amplio y hasta posible margen de acción o agencia, en cambio en la segunda parecería que el individuo está en contacto con estructuras que le permiten cierto margen de acción. La tercera conecta con la visión moderna y capitalista del triunfo del individuo, de la identidad como proyecto (conectando con las ideas de Giddens y Goffman), y la cuarta entiende la formación de la identidad de una forma más política, creativa, intersubjectiva, fenomenológica y dialógica con los demás, creando redes y comunidades.2

Esta última postura podría conectarnos con la idea explorada por Hernández (2005) quien toma como referente a Guiddens (1995) para el autor, la identidad dentro de un contexto (pos)moderno, podría pensarse como un ‘proyecto reflexivo del yo’ ,lo que significa entender que el ‘yo’ se construye a través de la reflexividad y de los estilos de vida derivados de la estructura social de la que forma parte. Puede leerse así mismo la idea de como la auto observación continua y en cierto sentido de control sobre la propia trayectoria, es uno de los rasgos claves de nuestro tiempo en relación con la identidad (Giddens, 1997). Por tanto podríamos pensar que desde las nuevas posiciones, la identidad consistiría en una práctica reflexiva-subjetiva, es decir un ejercicio de pensarse a uno mismo. (Hernández, F. 2005). Evidentemente estas reconceptualizaciones sobre el término identidad ponen en evidencia su crisis (Hall, 2000; Gerge 1992) que como sostiene Woodwardm (1997) se lee como una crisis a nivel global, local, personal y político lo que conduce a pensarse a la adquisición de la identidad como algo dinámico y móvil, y no como únicas, fijas y estables de por vida. Así las ‘identidade’ están fragmentadas y fracturadas, construidas de forma múltiple en relación a distintos e incluso contradictorios discursos y prácticas, siempre operando a través de la relación con el otro, con el afuera, como forma de definirse. Desde esta mirada el proceso de adquisición de la identidad (y de la construcción subjetiva) es reconocida como una relación dialéctica entre el proceso de interpelación (cómo el discurso nos hace sujetos) y el proceso de identificación (cómo nos asociamos a un discurso), lo cual conduce a entender las relaciones de los sujetos con los discursos en términos de "articulación" (relaciones no necesariamente de correspondencia) o contingencia.

En tiempos actuales, de cambio social profundo y acelerado, la identidad pasan a transformarse en una búsqueda de "fuente de sentido y experiencia" a través de operar con los atributos culturales. (Castells 1998). Desde esta idea podemos pensar que se transforma en el conjunto de ‘identificaciones’ que el sujeto logra, por decirlo de alguna manera, dentro de su cultura. Castells, (1998) distingue algunos rasgos de identificaciones de los sujetos que permiten considerar diversas identidades a saber: la legitimadora, la de resistencia (definida como negación) e identidad de proyecto (definida como la afirmación de una diferencia, sería el estado posterior de la identidad de resistencia).

Todas estas re-conceptualizaciones no hacen más que manifestar cómo ya dijimos un nuevo estado del sujeto, una nueva mirada desde y sobre él, que se producen a partir de: cambios en las representaciones tradicionales del sujeto ilustrado, así como en los cambios políticos y económicos, en los análisis y cuestionamientos realizados por los movimientos políticos de la diferencia (gays, lesbianas, estudios feministas, postcoloniales, preformativos etc.) que han provocado cambio en las conceptualizaciones de las categorías fijas de mujer, hombre, raza, en la fuerte mediación de los artefactos de consumo y las industrias culturales, en los flujos migratorios y en la tecnologización de las comunicaciones entre otro.3

Algunas cuestiones del sujeto y la subjetividad

Hablar de sujeto ante todo es establecer algunas consideraciones como por ejemplo: "sujeto es la palabra genérica que se usa en filosofía par designar lo que en términos cotidianos se denomina ‘la persona’,’ individual’,o ‘ser humano’, y lo que en psicología se refiere como ‘el individuo". (Henríquez y colaboradores, 1984, pp.2-3). Y hablar de subjetividad, refiere no sólo reconocer a estudios modernos como la psicología, más específicamente el psicoanálisis a autores como Winnicott (1979) y Lacan (1971) entre otros, quienes han demostrado que la subjetividad es un proceso de construcción personal que comienza a partir de la separación y auto-reconocimiento mediada por objetos. Es en la mediación por objetos en donde se experimenta la experiencia primera de subjetividad, a partir de las fases de separación e identificación. Actualmente, el campo del construccionismo social habla de subjetividad y lo hace en referencia a las ‘teorías del sujeto’, quienes encuentran su origen en las teorías críticas, acompañadas de las concepciones psicológicas sobre la individualidad. Así la subjetividad como expresa Hernández, F (2005:58): "se refiere a la individualidad y a la conciencia de ser- la condición de ser sujeto- pero asumiendo en su uso que este es dinámico y múltiple, siempre posicionado respecto a discursos y a prácticas específicas y producida por estas mismas prácticas y discursos, que son los que constituyen la condición de sujeto".

El debate abierto en las últimas décadas sobre la re-conceptualización de varios términos manifestado en la primer parte de este artículo, también impulsa al descreimiento e impedimento de considerar a la subjetividad como algo estable, fijo e inmóvil. Más que nunca la subjetividad, es decir lo que nos hace ser sujetos, merece entenderse en las coordenadas de estos tiempos como algo móvil, cambiante, fluido, etc. Autores como Woodward sostiene que: "la subjetividad incluye nuestro sentido del self. Implica los pensamientos conscientes e inconscientes y las emociones que constituyen nuestro sentido de "quienes somos" y los sentimientos que emergen en las diferentes posiciones en la cultura (...). Experimentamos nuestra subjetividad en un contexto social donde el lenguaje y la cultura dan sentido a nuestra experiencia y donde adoptamos una identidad. Los sujetos están sujetados al discurso y lo deben adoptar como individuos que se posicionan. Las posiciones que tomamos y con las que nos identificamos constituyen nuestras identidades. La subjetividad incluye las dimensiones inconscientes del self e implican contradicción y cambio. (1997:39)

Pero es interesante rescatar los pensamientos post-estructuralistas y post-feministas, los cuales intentan recuperar al sujeto, en su capacidad de agente, para quienes la subjetividad e identidad son términos intercambiables.

Braidotti (2000, p.115) utiliza la noción de "política de la subjetividad" para referirse "tanto a la constitución de identidades como a la adquisición de subjetividad, entendidas como forma de autorización o autoridad para ejercer ciertas prácticas". Prácticas tanto materiales como discursivas que permiten no sólo situar a los sujetos sino también regularse. El punto central es que la "identidad" y la "subjetividad" se transforman o adquieren en un sitio central de diferencias, es decir, se podría decir que el sujeto vive en múltiples diásporas o procesos liminales de cambio, y que ocupa una variedad de posiciones posibles (pocas veces por elección) en diferentes momentos a través de una multiplicidad de variables (performativas) tales como el sexo, la raza, la clase social, la edad, los estilos de vida, etc, lo que les permite no definirse como tal o cual sujeto per.- se. Sino atravesando un continuo proceso de ‘llegar a ser’, a través del atravesamiento de tres procesos dinámicos e interrelacionado: los factores intra-psíquicos en cada persona; los efectos de participación que cada persona adopta en diferentes grupos con determinados procesos de identificación y desidentificación; y los efectos de las prácticas discursivas de la sociedad en el tipo de subjetividad que una persona en concreto adopta. (O’Loughlin, 2001)

Sobre el Cuerpo y la subjetividad

Hasta aquí he intentado situar al lector dentro de algunos cambios en torno a reconceptualizaciones sobre ciertos términos como identidad, sujeto, subjetividad en tiempos de crisis y cambios acelerados.

Pero dicha crisis es atravesada por un sujeto cuya manifestación principal es vivida a traves de su transitar corpóreo. Los estudios post estructuralistas sostienen en sus discursos una consideración eminentemente crítica sobre el cuerpo como pasivo, discursivo y representacional, más exactamente un objeto pasivo para la representación ideológica (Turner, T. (en Csordas 2000). Desde esta idea recuperar al cuerpo supone recuperar un lugar de ‘agencia’, lugar de recuperación del control sobre el propio cuerpo para la agencia política. Autores desde los estudios culturales, preformativos, Queer, de la diferencia sexual etc. realizan una apuesta en este sentido, partiendo principalmente de un cuestionamiento crítico a los estudios de Foucault, quien sitúa al cuerpo en el epi.centro de los discursos modernos de producción de la subjetividad y a demás denuncia que el cuerpo está constituido discursivamente y sujeto al poder mediante regímenes de verdad, evidenciando como estos regímenes de verdad, (producido a partir de las instituciones que regulan las formas de conocimiento, medicina, escuela, familia, sistema jurídico etc.) operan regulando los cuerpos a nivel macro y micro (biopoder) y demostrando, como la realidad de los cuerpos y sus deseos; están históricamente determinados a través de relaciones de poder y de prácticas de resistencia a éstas.

No obstante los estudios feministas entre otros, abren el debate sobre ciertos aspectos del cuerpo sexuado, por encontrar en él la denuncia y su vez la limitación. Retomando a Foucault, respecto de su trabajo sobre historia de la sexualidad, coinciden con él en que la sexualidad no es una cualidad innata o natural del cuerpo sino el efecto de relaciones de poder históricamente específicas, pero van más allá de esta idea, intentando superar la reducción acaecida por las teorías que le otorgan un papel central al poder sobre el cuerpo, transformándose de esta manera en una limitación para entender a los sujetos como ‘agentes’ sociales, colocando al cuerpo en su estatus de dócil. Este estatus, según los discursos post-feministas, no hace más que excluir aspectos relevantes del sujeto que hacen a la construcción de su subjetividad e identidad, como ser las experiencias de los individuos en un contexto de interacción social.

Resulta además interesante entender que la resistencia, y en este sentido de los cuerpos al esta ligada al poder como productivo, entendida como un proceso dialéctico entre libertad y coacción, entre sujeción y resistencia4, centra su atención en el sujeto como un efecto discursivo, lo cual nuevamente impide entender los procesos por los cuales los sujetos participan activamente en procesos de agencia. La insistencia no es somera, es reivindicativa desde el punto de vista de la formación de la subjetividad que al ser entendida como proceso de imposición, no hace más que excluir la diferencia, ignorando así que en realidad es un proceso compartido, ínter subjetivo, creativo, así como de conexión, aceptación y reconciliación con el Otro(s)5.

No hay oposición en pensar que evidentemente el cuerpo ocupa un espacio y un tiempo diferente que en el pasado, al menos en las sociedades contemporáneas occidentales. La centralidad del cuerpo se evidencia en nuevas las formas de comprender y vivir los cuerpos. A través de prácticas y discursos que van desde la medicina, (Implantaciones, transformaciones, incorporaciones de prácticas tradicionales, alopatía, homeopatía, acupuntura, etc.) filosofías orientales con concepciones sobre el equilibrio entre mentecuerpo (Yoga, Tai-chi etc.) toda una sociedad de consumo imperante que a partir de su cultura material y las políticas del deseo subvierten los usos y manipulación de los cuerpos. Por su parte las nuevas tecnologías quirúrgicas permiten la alteración física de atributos corporales aceptados como naturales: la cirugía, la modificación genética, la fertilización in Vitro, la transexualidad, el alargamiento asistido de la vida, las prótesis e inserciones en el cuerpo, etc. De modo que la ciencia está cuestionando la estabilidad de nuestro sentido del yo del cuerpo con las operaciones de cambio de sexo, por ejemplo, o la implantación de prótesis o injertos: marcapasos, transplante de órganos, siliconas, etc. Asimismo, con el desarrollo de las biotecnologías reproductivas se está favoreciendo la aparición de alternativas a los tradicionales procesos humanos de creación de nuevos individuos. A todo eso hay que añadirle una nueva obsesión por la salud y la forma física que ha conducido a una re-configuración del cuerpo bajo nuevas presuposiciones: la cirugía estética, por ejemplo, es capaz de reconstruir el cuerpo alterando sus dimensiones.

Por tanto toda esta variabilidad merecen las anteriores re-conceptualizaciones sobre aquello que los movimientos políticos de la diferencia (feministas, de la diferencia sexual, étnicos, de gays y lesbianas, etc.) han considerado resaltar que es la idea de corporización6 considerándolo una centralidad en el contexto contemporáneo (pos) moderno, retomando y abriendo el debate en cuestiones relativas al género, la sexualidad, la raza, la clase social, y la materialidad de los cuerpos. La abundancia de escritos sobre la corporeidad desde las diversos estudios, Culturales, Teoría Feminista, Crítica Literaria, Filosofía, Sociología, Psicología, Historia del arte etc. en estos últimos tiempos se debe a cambios entre otras cuestiones al modo en que nuestros cuerpos se organizan y experiencian, cuerpos en los cuales se inscriben significados y se marcan identidades. Dichos cambios parecerían quedar aislados de ciertos discursos que perpetúan los cuerpos fijos, estables, entidades materiales y biológicas, previas y determinantes aún siendo visibles las variadas inscripciones culturales. Como apunta Braidotti: "en el nivel discursivo y teórico, la modernidad marca en el mundo occidental la crisis y la decadencia del sistema clásico de representaciones del sujeto, en el sentido político, epistemológico y ético" (2000 [1994]: 110). Las convenciones establecidas sobre qué es la subjetividad y qué implica son fuertemente rechazadas radicalmente por una cantidad de "minorías" que reclaman representación y visibilidad en el sentido político, discursivo y experiencial.

Los análisis pos-testructuralistas han incidido deconstruyendo las nociones ilustradas de un sujeto racional, auto-reflexivo y descorporizado (masculino universal) despreciando e invisibilizando al Otro (mujeres, niños, ancianos, discapacitados, no blancos...) y es apreciable como frente a estas realidades los discursos pedagógicos analizados por varios autores Fullat, 1998 ;Varela,1991;Fullan,1989;Vilanou, 2002;López, 1997, 2000 a, 2000 b, Robak, 2000;Gore 2000; demuestran en la actualidad "como la negación de los discursos corporales responden al privilegio de la dimensión intelectual, en detrimento de una pedagogía que tiene en cuenta la corporeidad" (Fullan,1989;Vilanou, 2002; Britzman,2002 citados por Jordi Planella Ribera 2003).

Por tanto vale la pena preguntarse:¿no será merecedor re-considerar y re-conceptualizar nuestras nociones de identidad, subjetividad, sujetos, y por ende re-definir nuestras corporeidades a la luz de estas denuncias, liberándonos de las inscripciones signadas en los discursos pedagógicos ( administrativos, legislativos, docentes, etc.) históricamente construidos en detrimento del reconocimiento de la diferencia y la diversidad personal, de las experiencias singulares de los sujetos, de los contextos culturales, de las elecciones personales, etc.? Mi posición es que tal vez si valga la pena preguntarse aún cuando las respuestas no abunden y los silencios nos inunden.

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Autora

La Lic. Mariel Ruiz, ha trabajado en diversas escuelas de educación primaria, inicial y media como profesora de educación física. Actualmente es doctoranda de la Universidad de Barcelona, en donde desarrolló los estudios de doctorado sobre "Profesionalismo docente y calidad educativa" y redacta la tesis sobre el tema "Cuerpo y Subjetividad. Una etnografía escolar sobre la construcción de la subjetividad desde lo corporal". Dirigida por Fernando Hernández de la U.B. También se desempeña como docente en la Universidad de San Martín, en la Universidad de Flores y como Capacitadora Docente en el Cepa.

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1 Ver Featherstone (1991), Lash (1991), Terence Turner (en Csordas 2000), Finklestein y Hall (1997)

2 Seminario de Infancia y subjetividad. Judit Vidiella 2003/04 Universidad de Barcelona

3 Documento interno seminario de infancia, Judit Vidilla 2004-2005.

4 Judit Vidilla explica tomando a MC Nay (1992:39) como la autora denomina a este proceso ‘la formación de la subjetividad desde el paradigma negativo’ puesto que al entender el proceso de subjetivación como una dialéctica entre libertad y coacción, entre sujeción y resistencia, es el momento negativo de sujeción el que tiene mayor privilegio en el trabajo de la construcción de la identidad. El paradigma negativo nos dice poco de las múltiples y complejas dimensiones de subjetivación que tenemos que afrontar en la complejidad social, la alteridad, las contradicciones, los espacios de encuentro, de diálogo, de mestizaje...

5 Documento interno del seminario de infancia. 2004-2005

6 En inglés embodiment. Esta categoría, como veremos más adelante, pone el énfasis en los aspectos vividos y sugiere una relación más fluida entre el cuerpo y la subjetividad. En palabras de Grosz, el cuerpo es una entidad transitoria (1992:32). La corporización pues, expresa un momento de indeterminación en el cual el sujeto encarnado es constituido a través de una serie de normas dominantes pero que no es reducido a estas.

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